Quibdó, una ciudad donde la música llena cada rincón y las selvas la envuelven como un abrazo, los jóvenes no solo llevan consigo sus sueños, sino también la posibilidad de transformar su futuro. En un mundo que con frecuencia los margina o los define únicamente por los retos que enfrentan, ellos responden con arte, cine y una creatividad que no conoce límites. En este contexto, el Quibdó África Film Festival (QAFF) emerge como una plataforma para amplificar sus voces y brindarles herramientas para narrar sus propias historias al mundo.
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Las voces de una nueva generación
Los jóvenes de Quibdó no son definidos por las adversidades que enfrentan, sino por la fuerza y creatividad con las que las enfrentan. Son narradores naturales, capaces de convertir sus experiencias cotidianas en relatos universales que trascienden los límites de su ciudad, más allá del río Atrato. A través del QAFF, jóvenes cineastas locales están tomando el control de sus narrativas, usando el cine no solo como una forma de expresión, sino como un acto de resistencia y empoderamiento.
“El cine nos da el poder de mostrar lo que Quibdó realmente es: su cultura, su gente, su esperanza”, comparte Lady, una cineasta que participa en el festival. Para ella y muchos otros, el QAFF no es simplemente un evento, sino una oportunidad para aprender y conectar con otros. “Estamos demostrando que aquí hay talento, que aquí hay historias que merecen ser contadas”, añade con orgullo.
Talleres para construir sueños
Uno de los aspectos más destacados del QAFF son sus talleres de formación en producción cinematográfica, diseñados específicamente para empoderar a los jóvenes de Quibdó. Desde la escritura de guiones hasta la edición de películas, estos espacios no solo brindan conocimientos técnicos, sino que también inspiran confianza y visión en quienes participan.
En uno de estos talleres, Jonatan relata cómo logró convertir un recuerdo doloroso de su infancia en el guion de un cortometraje. “Antes no sabía que podía contar mi historia de esta forma. Ahora siento que el cine es mi lenguaje”, comenta con una sonrisa tímida pero segura.
Impartidos por cineastas nacionales e internacionales, estos talleres no solo equipan a los jóvenes con habilidades prácticas, sino que también fomentan la colaboración y el sentido de comunidad. Más importante aún, les recuerdan que sus historias tienen valor y merecen ser escuchadas.
Historias de resiliencia y creatividad
Las historias que emergen de Quibdó son un reflejo del espíritu indomable de su gente. Desde un documental que explora las tradiciones ancestrales del Chocó hasta películas experimentales que capturan la vida cotidiana en los barrios de la ciudad, los jóvenes cineastas están demostrando que no solo tienen algo que decir, sino que saben cómo decirlo con una profundidad y arte excepcionales.
“El cine nos une, nos da la oportunidad de vernos a nosotros mismos y entender que nuestras diferencias nos hacen más fuertes”, afirma Rosa, otra cineasta que participa en el festival. Su cortometraje, inspirado en la relación con su entorno, combina elementos de la tradición oral afrocolombiana con imágenes poéticas de la selva que rodea Quibdó.
Estas producciones no solo conectan a las comunidades locales, sino que también permiten compartir una parte de Quibdó con el resto del mundo. Cada fotograma retrata una ciudad compleja, llena de retos, pero también rebosante de esperanza.
El futuro que construyen
Con cada toma filmada y cada guion escrito, los jóvenes de Quibdó están redefiniendo lo que significa ser agentes de cambio. El cine les brinda no solo la oportunidad de imaginar futuros diferentes, sino también de construirlos.
El Quibdó África Film Festival no es simplemente un espacio para proyecciones cinematográficas; es un catalizador de empoderamiento. Es un recordatorio de que las voces de los jóvenes no solo son el futuro, sino también el presente, y que sus historias tienen el poder de transformar la realidad.
En el corazón de este movimiento está la comunidad: una red de cineastas, mentores y espectadores que reconocen el valor de estas voces y se comprometen a amplificarlas. Cada historia contada y cada taller impartido dibujan una Quibdó en la que los jóvenes no solo son escuchados, sino celebrados.
Más allá de las luces
Cuando las proyecciones del QAFF llegan a su fin y las luces se apagan, lo que queda es un legado de inspiración. Los jóvenes que participaron en los talleres no solo adquieren nuevas habilidades, sino también una perspectiva renovada sobre su papel en el mundo.
A través de las historias de su juventud, Quibdó se convierte en un ejemplo para todos: una ciudad donde la creatividad florece incluso en las circunstancias más difíciles, donde el cine no es solo arte, sino también resistencia, y donde cada historia, por pequeña que parezca, tiene el poder de cambiarlo todo.
En el QAFF, el futuro se reinventa en cada fotograma, y los jóvenes de Quibdó nos invitan a ser parte de esta transformación.
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